Queridos lectores, hoy es el día. Hoy, 29 de junio, es el Día Mundial del Sueño Feliz.

La blogosfera m(p)aternal ha creado una iniciativa en redes sociales para inundarlas de experiencias sobre sueño feliz y respetado, añadiendo el hashtag #desmontandoaEstivill.

El objetivo es conseguir que dicho hashtag se convierta en TT mundial (Trending Topic), hacer todo el ruido que nos sea posible y lograr que algunos padres que lo han aplicado, lo aplican, o tienen intención de hacerlo, sepan que existen alternativas al terrorífico Método Estivill.

Personalmente me parece una técnica de adiestramiento dura e irrespetuosa con los bebés, por no hablar de los peligros y las secuelas que puede tener en ellos dejarlos llorar hasta la extenuación, imprimiendo en su cerebro, en su memoria y en todas las células de sus cuerpos el mensaje de que, por mucho que se desgañiten llorando, no va a servir de nada, ni papá ni mamá van a acudir a consolar su llanto.

Es muy fuerte y según lo estoy escribiendo se me ponen los vellos de punta…

Por experiencia sé lo desesperante que puede llegar a resultar que a tu hijo le cueste dios y ayuda conciliar el sueño, y seguramente muchos padres, movidos por dicha desesperación, se han lanzado a aplicar el método, ansiando encontrar una solución “definitiva”. Tal vez otros lo han probado todo antes de tomar la decisión de estivilizar a sus retoños y como mucha gente dice alegremente “pues funcionar, funciona“, han sucumbido, a menudo en contra de su voluntad inicial.

Pero ¿qué es lo que realmente funciona? ¿Que dejamos de escuchar -¡por fin!- el “insufrible” llanto de nuestro bebé? ¿O que realmente ha aprendido a dormir solito? Porque hay una ligera diferencia (o no).

Recientemente he leído Dormir sin lágrimas, de Rosa Jové, y ha sido para mí como un bálsamo para la creciente preocupación que tenía porque la Duendecilla había empezado repentinamente a dormir mal. En resumen, la idea principal del libro es que dormir es un proceso evolutivo que se va adaptando a las necesidades del ser humano. “Un recién nacido no duerme igual que un niño, ni éste igual que un adulto; ni un adulto igual que un anciano, porque cada edad reclama unas necesidades diferentes“, explica la autora, que además afirma que los bebés tienen una capacidad innata para dormir y que no es necesario enseñarles a hacerlo porque ya nacen sabiéndolo (¡lo aprenden en el útero!)

Otra cosa muy distinta son las rutinas de preámbulo, que particularmente me parecen muy positivas y convenientes. Yo misma sigo algunas para ir activando el “modo irse a la cama“, como pueden ser lavarse los dientes, la cara, ponerte cremitas en la cara (ritual éste heredado de mi madre), u otras cosas como leer un libro (quien dice un libro dice tus blogs favoritos que no tienes tiempo de leer durante el día )

Entonces, ¿qué se puede hacer?
La palabra mágica es PACIENCIA. Paciencia y tranquilidad, porque si un bebé comienza a dormir mal, es únicamente porque está adaptando su sueño (que al nacer sólo consta de 2 fases) al que tendrá en la vida adulta (que consta de 5 fases).

La iniciativa #desmontandoaEstivill
Durante todo el día de hoy las madres y padres que quieran apoyar y participar esta iniciativa estarán activos en Internet a través de diferentes canales:

En twitter: con el ya mencionado hashtag #desmontandoaEstivill
En Facebook: cambiando tu imagen de portada, colgando la foto en tu muro (creada para la ocasión con mucho cariño por Amor Maternal), lanzando mensajes a favor de un sueño feliz. O si lo prefieres uniéndote al evento en Facebook y al grupo creado para este fin.
En tu blog: escribiendo una entrada sobre esta iniciativa o sobre lo que consideras que es para ti el sueño feliz (ya hay un buen montón de posts rulando por la blogosfera ¿te animas a participar con el tuyo?). Si lo haces, no te olvides de añadir el link de tu post al siguiente widget, para tener juntos todos los posts sobre este Día mundial del sueño feliz